Siempre estuvo ligado a los negocios, pero la pandemia lo hizo cambiar de rumbo: dejó su sanguchería para emprender con una bodega en la cochera de su casa, en San Juan de Miraflores. Severo García (51) mira en retrospectiva y asegura que tomó una buena decisión, ya que este negocio le permite sacar adelante a su familia y mandar a sus hijos a la universidad.

Desde pequeño, este emprendedor conoció lo que era ganarse el dinero a base de esfuerzo y sudor. La vida no fue sencilla para él, pero esto lo ayudó a ser perseverante y a no amilanarse ante ninguna adversidad. Tras el fallecimiento de su madre, se mudó a Lima. El plan era quedarse un mes, pero nunca más agarró sus maletas.

Una vez en la ciudad, alquiló un local para vender calzados, luego emprendió con una sanguchería, pero llegó e

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