El potus (Epipremnum aureum) suele crecer como una enredadera de tallos largos y hojas pequeñas si no se lo guía correctamente. Esa apariencia deslucida puede revertirse con técnicas sencillas que estimulan la ramificación y fortalecen la planta desde la base.
Los especialistas coinciden en que, aunque se trata de una especie muy resistente, el secreto está en replicar las condiciones que tendría en su hábitat natural: buena luz, humedad, poda frecuente y soporte para trepar. De esa manera, sus hojas alcanzan un tamaño mayor y el follaje se vuelve mucho más frondoso.
Con el tiempo, un potus cuidado de este modo no solo decora, sino que también purifica el aire y aporta frescura a cualquier ambiente.
La poda que multiplica las ramas
Podar es una de las prácticas más efectivas para log