No pocas veces, al acudir a solicitar servicio médico, sobre todo el que proporcionan las instituciones públicas de salud, abandonamos el lugar con el corazón “estrujado” y una sensación de indefensión o franco enojo, al darnos cuenta de que no hemos encontrado respuesta alguna a las muchas preguntas que nos hacemos, acerca del cómo podemos contribuir, de la mejor manera, a dejar de lado los malestares que tenemos y recuperar y conservar la salud. Porque muy pocas veces encontramos la empatía necesaria con él o la médica, que nos permita sentirnos en confianza y lograr tranquilizar nuestro estado de ánimo (primer paso para obtener mejoría).
Personalmente, he llegado a considerar que, si una profesión DEBE tener nexos estrechos con la ética, es la medicina. Teniendo en cuenta que la étic