Por Emilio Martínez Paula
Tan pronto Calixto García llamó de nuevo a la guerra libertadora, los mambises dijeron presente. Las Villas y Oriente se dispusieron a pelear. El Camagüey no mostró el mismo entusiasmo.
A pesar de que Martínez Campos había cumplido su promesa de respetar a los cubanos, oficiales y soldados, que habían combatido por la independencia, no es menos cierto que se les vigilaba, se les seguía todos los pasos, prueba de que el general español sabía que el proceso por la independencia de Cuba no había terminado. Al contrario, Martínez Campos era un hombre muy inteligente y sabía como iba a terminar todo aquello. Pero el nuevo gobernador, Polavieja, había logrado infiltrar a los arrestados, aunque algunos comprometidos con la conspiración, se levantaron en armas en Agosto