Durante diferentes estaciones, principalmente en verano, los mercados se llenan de frutas frescas y jugosas, que provocan una explosión de colores y aromas. Esta abundancia invita a preguntarse cómo aprovecharla al máximo y conservarla para disfrutarla más allá de la temporada .

La respuesta está en la congelamiento casera , un método sencillo y eficaz que permite mantener tanto el sabor como los nutrientes de cada fruta.

Acceder al congelador en pleno invierno y encontrar allí moras, duraznos o mangos listos para un batido, un postre o una preparación horneada es un pequeño lujo que ofrece practicidad y flexibilidad.

Frente a otras técnicas de conservación, como la deshidratación o las mermeladas , la congelación sobresale por permitir usar las frutas enteras o en trozo

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