Uno a uno lo fueron abrazando. Como siempre, pero atravesados por un sentimiento más conmovedor que de costumbre. El destinatario de tanto afecto fue Lionel Messi, el protagonista de una noche mágica , la de su último partido oficial en su país con la selección argentina. Que tuvo todos los condimentos para que fuese una convocatoria ideal , la de la Pulga, el equipo campeón del mundo y el hincha.

Porque el Diez fue determinante, como durante dos décadas de carrera. Un gol antológico, otro para ponerle fin a una fiesta emocionante y una habilitación para la restante conquista. Una actuación genial del rosarino y una contundente victoria argentina sobre Venezuela por 3 a 0 , en la despedida de local en las eliminatorias sudamericanas.

Pese a que lo intentó, le costó contener las lág

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