En la costa oeste de la Bahía de Hudson, en Manitoba, se encuentra Churchill, un pequeño pueblo canadiense conocido como la “Capital Mundial del Oso Polar”. Cada año, cientos de ejemplares llegan allí durante sus migraciones, transformando al lugar en un observatorio natural único. Pero esa convivencia trae desafíos: los osos, hambrientos mientras esperan el regreso del hielo, suelen deambular cerca del área urbana.
Para enfrentar esa situación, la comunidad desarrolló un modelo pionero de protección: la Polar Bear Facility, más conocida como la “cárcel de los osos polares”.
Churchill, un pueblo en el corazón del Ártico
Durante el verano, cuando el hielo marino se derrite, los osos quedan varados en tierra firme. En octubre, muchos se acercan al pueblo en busca de alimento, lo que pone