Creado: 05.09.2025 | 03:30

Actualizado: 05.09.2025 | 03:30

El nacionalismo catalán funciona como especie protegida en el ecosistema político vigente durante esta última parte del reinado de Sánchez. La que se corresponde con la Legislatura alumbrada en las elecciones de julio de 2023. La que se inspira en la doctrina de la necesidad como fuente de virtudes, bien explicada por los teólogos de la Moncloa al saber que no habría pedestal para el todavía presidente del Gobierno si Carles Puigdemont, un perseguido por la Justicia española, no ponía sus siete diputados al servicio de la causa.

¿Un delincuente (solo su condición de prófugo le ha librado de la condena que recayó sobre otros por hacer exactamente lo mismo que él en octubre de 2917), como clave de la gobernabilidad?

Así es:

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