Una cifra ilustra mejor que cualquier otra cosa lo que hemos vivido en el pasado agosto: más de 2.100 personas han fallecido en España. 204 de ellas lo han hecho en la Comunitat Valenciana. Esta es la consecuencia más dramática de una ola de calor que ha abrasado al país con las temperaturas más prolongadamente altas desde que hay registros. Un infierno que no ha dejado a nadie impasible y que ha tenido impacto considerable en el sector primario. Son los efectos del cambio climático que, en vista del escaso afán del mundo por revertirlo, parece que irá a peor año tras año. La agricultura y la ganadería valencianas han sufrido en primera línea ese termómetro próximo a reventar y ello se ha traducido, en líneas generales, en un aumento de los costes de producción, en un incremento de l

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