HAROLD SALAMANCA

El reciente reconocimiento del cuidado como derecho humano autónomo por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos constituye un paso histórico para nuestra región y para el mundo. Por primera vez se consagra el cuidado como un derecho en sí mismo, con capacidad de orientar políticas públicas, exigir inversión y garantizar dignidad.

Este avance se conecta con debates internacionales que durante años reclamaron poner el cuidado en el centro de la agenda social, desde la perspectiva de género, envejecimiento, equidad y salud. De igual manera este acontecimiento redefine la lucha contra el cáncer. Ya no bastaría solamente con prevenir, diagnosticar y tratar. El cuidado se constituye entonces como la columna vertebral de sistemas de salud más humanos, innovado

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