La alegría no es meramente un sentimiento, es una forma de actuar
Hannah Arendt
En tiempos de hartazgo social, noticias devastadoras y horizontes inciertos, la alegría parece un lujo. A menudo se le confunde con ingenuidad, evasión o frivolidad, pero hay otra forma de entenderla: como una postura ética, un modo profundo de resistir el cinismo, la desesperanza y el desgaste moral. Alegrarse, entonces, no es negar la realidad, es darle buena calidad a la vida incluso en los peores momentos.
Existen estudios, como el de Barbara Fredrickson, psicóloga de la Universidad de Carolina del Norte, que han documentado cómo se expande nuestra percepción, se fortalece la resiliencia y mejoran nuestras relaciones con las emociones positivas. Su teoría propone que sentir alegría no sólo genera bienest