Cuando Venezuela hizo desfilar tanques y misiles de origen ruso por Caracas, no fue solo un desfile. Fue una señal: la alianza de Moscú con Nicolás Maduro está viva, militarizada y está moldeando el cálculo de seguridad de vecinos como Ecuador, ya atrapado en sus propias guerras criminales.

Del desfile a la producción

A inicios de junio, Caracas montó un espectáculo que difuminó la línea entre ceremonia y disuasión. Tanques, misiles y bandas militares retumbaron en la capital durante el Día de la Independencia, pero la coreografía vino acompañada de sustancia. Justo a las afueras de la ciudad, en Maracay, abrió sus puertas una fábrica de municiones Kalashnikov largamente prometida, con capacidad para producir hasta 70 millones de cartuchos al año y planes de ensamblar fusiles AK103. Rost

See Full Page