El viernes por la mañana los medios cubrían el acto de apertura del año judicial. Es un ritual institucional donde los discursos de la presidenta del Supremo y del fiscal general realizan un diagnóstico del estado de la justicia. Es un acto eminentemente corporativo y simbólico de lo que el ciudadano se siente alejado. Televisarlo puede interpretarse como un gesto de transparencia en el que el poder judicial se autoevalúa, pero a la vez contribuye a acentuar ese aura de distancia. En El rojo vivo , en La Sexta, por ejemplo, mantuvieron un recuadro fijo en pantalla con la imagen de la entrada del Tribunal Supremo para observar con detenimiento cómo llegaban los asistentes, como si fuera una alfombra roja de un festival de cine glamoroso.
La jugada televisiva del PP y La Sexta

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