En la cumbre de Shanghái, mientras los líderes de Rusia, China e Irán discutían sobre bancos de desarrollo propios, sanciones y corredores comerciales, un acuerdo se robó todas las miradas: la construcción del 'Power of Siberia 2', un megagasoducto que conectará Rusia con China durante los próximos 30 años y redefinirá la geopolítica energética mundial.

Con más de 2.600 kilómetros y un coste estimado de 30.000 millones de dólares, el proyecto es la mayor apuesta de Putin para asegurar ingresos estables mientras Europa reduce su dependencia del gas ruso. Rusia necesita vender un volumen de gas que antes abastecía a Europa, y China necesita energía asegurada para sostener su enorme economía. La combinación parecía inevitable… aunque tardaron cinco años en ponerse de acuerdo .

El punto

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