Imagine por un momento que la vida en nuestro planeta no fue resultado de un plan perfecto, sino de un “choque cósmico fortuito”. Esta idea, que suena a ciencia ficción, podría ser más real de lo que se pensaba, pues un reciente descubrimiento científico señala que todo lo que conocemos como los océanos hasta incluso la humanidad, existe gracias a una colisión planetaria que cambió para siempre el destino del mundo.
Hace miles de millones de años, cuando el Sistema Solar era apenas un bebé cósmico, existía un planeta llamado Theia . Este planeta perdido, que usualmente lo comparan por tener el tamaño similar al de Marte, vagaba por el espacio hasta que su trayectoria se cruzó fatalmente con la de nuestro planeta primitivo el cual llevaba el nombre de Proto-Tierra . Lo que siguió fue