Duele a la par que indigna la tragedia que cada día sufren más emigrantes venezolanos en distintos países del continente.

Primero fue en los vecinos, Colombia y Brasil, para después extenderse hacia el sur. Ecuador, Perú, Argentina, Chile se convirtieron en destinos deseados por centenares de miles, que ilusionados esperaban encontrar lo que nuestro país no podía ofrecerle. También las islas cercanas, Trinidad, Curazao y Aruba.

Maltratados en naciones a las que otrora Venezuela extendió su mano generosa, defraudados al no cumplirse sus expectativas, miles han vuelto al camino. Muchos que tiempo atrás superaron el páramo de Berlín para luego enfrentar el desierto de Atacama, pasadas cinco fronteras, hoy se enfrentan a la dura travesía por el tapón de Darién y atravesando Centroamérica arr

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