Lo último que recuerda el taxista Jorge Iván Velasco de la tarde de ese 21 de agosto fue una gran explosión que lo lanzó a unos metros de la base aérea Marco Fidel Suárez, en el nororiente de Cali.

Estaba caminando hacia uno de los camiones que llevaba los cilindros bomba, cuyo estallido dejó seis muertos y más de 70 heridos y uno de ellos fue el conductor del taxi, de placas GVT 002.

Dijo que ese camión lo había embestido minutos antes y al ver el daño en la parte trasera del carro se bajó y le quiso reclamar al motorista. Pero antes de poder hacerlo, cuando iba caminando, el estallido lo arrojó, dejándolo con heridas en una mano y con la pelvis sangrando por la perforación que le causó una de las esquirlas. Por eso estuvo recluido en una de las clínicas del norte caleño.

Entre tanto,

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