Por Óscar Tobón
Hace 64 años llegó a este mundo un niño que con el correr del tiempo y tal vez sin proponérselo hizo vibrar a todo un país con un balón en sus pies, y esa cabellera de rizos dorados como el sol del caribe que lo vio nacer y que le dio y le da ese toque de originalidad dentro y fuera de una cancha fútbol, lugar este último donde Carlos se convertía en “El Pibe” siempre con el número diez en su espalda como señal de su talento y liderazgo, que tanto lo distinguió dentro de los campos de juego alrededor del planeta, campos donde “El Mono” como también le dicen a este hombre de pocas palabras al hablar, pero que cuando acariciaba a su inseparable amigo el balón expresaba muchas cosas, entre ellas quisiera destacar dos alegría e inteligencia, como aquella tarde veraniega en el