Niña de la naturaleza. Así se autodenomina cuando recuerda a su yo de siete años. A esa edad vivió algo fuera de lo común: vio un tiburón frente a frente… y corrió. Pero no en dirección contraria, sino detrás de él. El sensacionalismo y el llamado “efecto tiburón”, propagado por el cine capitalista, aún no habían contaminado su manera de mirar a esos cartilaginosos. Ni lo harían después. Su encuentro no terminó como una escena de Tiburón , de Steven Spielberg; al contrario, encendió una curiosidad inagotable.

Criada en Hawái, pronto descubrió que las más de cuarenta especies de tiburones que habitan el Pacífico son, en pequeña escala, depredadores ápice y, en una dimensión mayor, el verdadero “sistema inmunológico” del océano. “Comprendí que su pérdida alteraría el equilibrio marino y l

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