En México la libertad de expresión está garantizada en la Constitución, pero no es irrestricta. La ley establece límites claros.
El artículo Sexto constitucional dispone que la manifestación de ideas no puede ser objeto de inquisición judicial o administrativa, salvo cuando ataque la moral, los derechos de terceros, se provoque un delito o se perturbe el orden público.
El artículo Séptimo protege la libertad de imprenta, pero recuerda que existen responsabilidades ulteriores por los abusos cometidos en su ejercicio. Además, la ley prohíbe la difamación, la calumnia y la invasión a la vida privada, protege a niñas, niños y adolescentes, y restringe la difusión de información confidencial o que comprometa la seguridad nacional.
La libertad de prensa no incluye el derecho a incitar a la