Nada de Retrato de dama. Patricia Kadgien asegura que, cuando a comienzos de la década del 90, incorporó el cuadro a la decoración del living de su actual chalet, en barrio Parque Luro, lo llamaban “El Monje” porque presumían que ese retrato era de un hombre, probablemente, un religioso. “La obra que poseo y exhibí por más de 35 años era de mi padre y legítimamente poseída”, afirma Kadgien, imputada junto a su esposo por la tenencia y ocultamiento de este cuadro del siglo XVIII que reclaman herederos de un galerista holandés, víctima de robo de esa y otras obras de arte por parte del gobierno nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Ese cuadro que la mujer y su marido, en principio, ocultaron y casi diez días después del inicio de la denuncia judicial fue entregado por su abogado en la