Vivimos en un mundo que nos exige estar disponibles las 24 horas. Trabajo, hijos, familia, pareja, redes sociales... parece que siempre hay algo más por hacer . Y en medio de tanto ruido, no es raro sentir que la mente nunca se apaga, o que no tenemos tiempo para nada. O por lo menos, para aquellas cosas a las que les quisiéramos dedicar más tiempo.
Yo misma, como mujer, madre, emprendedora y además con TDAH, sé lo que significa tener la cabeza acelerada, llena de pendientes y pensamientos que no paran. Durante mucho tiempo intenté controlar mi mente, hasta que entendí algo que lo cambió todo: no se trata de apagarla, sino de aprender a habitarla de otra manera . Aprender a encontrar la forma propia. La forma que no es regida por otros, sino comandada por vos.
Quiero compartirte algu