Todas las personas tenemos diferentes capacidades en distintas áreas de nuestra vida. Por ejemplo, desde pequeños podemos detectar si somos mejores para las habilidades matemáticas o de lecto-escritura; si somos buenos reteniendo información o somos más hábiles en las actividades físicas. Estas diferencias se consideran “típicas”.

Existe un grupo de personas que destacan porque las diferencias en las capacidades esperadas son más visibles e influyen en cómo socializan, se comunican o aprenden, por lo que por mucho tiempo se han etiquetado como discapacidades.

La discapacidad intelectual es un término que actualmente se encuentra en disputa, pues la diversidad es un hecho humano natural, pero en buena medida la sociedad dicta cuál es la forma “neurotípica” más capaz. Ese simple hecho pu

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