Durante mucho tiempo, el dióxido de carbono (CO₂) ocupó el centro de la escena en las conversaciones sobre el cambio climático . Sin embargo, un nuevo análisis internacional pone bajo los reflectores al metano , un gas de efecto invernadero (GEI) mucho más potente y que se acumula en la atmósfera de manera preocupante.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications y dirigido por las Universidades de Birmingham y Groningen, reveló que las emisiones globales de metano no solo continúan en aumento sino que no muestran señales de desaceleración. A diferencia del CO₂, este gas tiene una vida atmosférica más corta —entre 7 y 12 años— pero atrapa mucho más calor. Esa combinación lo convierte en un acelerador del calentamiento en el corto plazo y en un objetivo clave p