Giorgio Armani falleció el jueves en su residencia de Milán. Tenía 91 años y hasta último momento mantuvo la disciplina que lo convirtió en sinónimo de sobriedad y elegancia. Su muerte no solo sacudió a la industria de la moda: también desató un tsunami de especulaciones sobre su herencia, valuada en entre 11.000 y 13.000 millones de euros, una de las más grandes del mundo del lujo.

Su imperio, Giorgio Armani S.p.A., se extiende por más de 60 países, 2.700 boutiques y doce plantas de producción. El nombre Armani no es solo ropa: también significa perfumes, maquillaje, mobiliario, arquitectura, hoteles cinco estrellas y hasta un club de básquet, el Olimpia Milano. Un universo que él controló hasta el mínimo detalle y que ahora pasa a manos de quienes preparó con precisión quirúrgica.

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