Lo que define a las distintas ultraderechas en el mundo es la voluntad de destruir a los débiles bajo la apariencia de gobiernos democráticos. El ejemplo más consumado de esta cuestión es Gaza: un gobierno que simula ser democrático organizando un exterminio.

No se trata de los históricos gobiernos que eran directamente totalitarios sin disimular su condición infernal. La actual voluntad de exterminio de los débiles, así como la servidumbre obscena a los ricos, está determinada por una razón material clave: no repartir más el excedente del capital para proteger a los vulnerables y los trabajadores.

Para realizar esta operación en un mundo de apariencias democráticas es necesario congelar las almas de vastos sectores de la población y volver a los políticos negociadores de grandes proporc

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