Teresa Rivero, en una imagen de archivo Gtres

De presidenta de un club de fútbol a abuela dependiente, su historia es la metáfora viva de cómo la fortuna puede evaporarse en apenas una generación

Han pasado diez años desde que José María Ruiz-Mateos murió en El Puerto de Santa María en septiembre de 2015. Con él se apagaba la voz más estridente de un clan que durante décadas fue sinónimo de fortuna, poder y escándalo. Su célebre «¡que te pego, leche!» quedó como epitafio popular de un empresario que hizo del desafío al sistema su bandera, aunque terminara atrapado en su propia telaraña de negocios. El ocaso de la familia Ruiz-Mateos se observa con los hijos dispersos entre prisiones y litigios y su viuda, Teresa Rivero de 90 años, convertida en una figura silenciosa.

María Ter

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