Las luces se encendieron y ella ya lucía su cabello largo, ondeado y cobrizo, tras el espectacular desfile de pelucas, protagonistas claves en su show. En el escenario había transcurrido una electrizante sucesión de cantantes internacionales y la madre de todos ellos, Fátima Florez, absorbía los aplausos y soltaba algunas lágrimas: había vuelto a ser simplemente ella, agradecida y cálida con quienes habían ido a disfrutar de su espectáculo en Las Vegas. Un sueño que concretó por dos años consecutivos. Y va por más.

Había motivo para la emoción. La artista recibió dos reconocimientos especiales en el mes de la herencia hispana en Estados Unidos: la alcaldesa de Las Vegas denominó el 5 de septiembre como el “ Día de Fátima Florez” en forma permanente y el presidente del Salón Mundia

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