El viernes, Donald Trump dio otro paso en su agenda de " ley y orden " al anticipar un despliegue de la Guardia Nacional en Chicago para combatir el crimen. Es la última pieza de una cadena de movimientos que mezcla decisiones de seguridad con gestos de alto impacto político y visual .

En ese mismo marco, el presidente señala que "descubrirá por qué el departamento de Defensa ha pasado a ser 'de Guerra'". La frase, que él mismo subraya para diferenciarla del nombre oficial, abre la puerta a un relato más beligerante sobre la política de defensa.

En paralelo, ha modificado el escudo del Pentágono, "para mostrar fuerza", según su entorno. La lectura en Washington es clara: el rebranding simbólico busca consolidar una imagen de músculo institucional.

Del Golfo de México al "Gol

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