" Es mejor esto que bajar la calidad de nuestro vino ", dice Antonio López, copropietario y viticultor de la bodega Alvaredos-Hobbs , mientras recorre lo que un mes atrás era un manto verde de viñas sanas y cargadas de uva. Hoy, solo quedan cenizas, troncos y racimos calcinados.

El fuego llegó sin avisar. Así comenzó el verano más devastador para esta pequeña pero reconocida bodega de Montefurado, en plena Ribeira Sacra, que ha perdido el 70% de sus viñedos y, con ellos, el 100% de su producción este año.

La paradoja es cruel: todo indicaba que 2025 sería su mejor campaña. "Las viñas estaban preciosas. Apenas hubo mildiu, ni enfermedades. La uva era perfecta . Nunca las habíamos visto así de bien", recuerda Cecilia Fernández , enóloga de la bodega. Pero las llamas lo cambiaro

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