La calima vuelve cada cierto tiempo a teñir los cielos de Canarias con un tono amarillento, pero más allá del paisaje, se trata de un fenómeno con efectos perjudiciales para la salud .
El polvo sahariano que llega arrastrado por los vientos desde el norte de África está compuesto por minerales como sílice, óxidos, arcilla, yeso y calcita , a lo que se suman contaminantes industriales y metales pesados como hierro o mercurio cuando atraviesa zonas con baja regulación ambiental.
Estas partículas en suspensión reducen la visibilidad y elevan la temperatura, pero el mayor peligro está en su impacto sobre el sistema respiratorio .
Las partículas más grandes se quedan en la nariz o la garganta, causando tos, picor o irritación ocular.
Las más finas, conocidas como PM10 o menore