Cada 8 de septiembre, miles de peregrinos provenientes de distintos rincones del país, con el alma llena de esperanza, llegan hasta la Basílica Menor de Nuestra Señora del Valle, ubicada en El Valle del Espíritu Santo, isla de Margarita, para celebrar la natividad de la Patrona de Oriente.

Los peregrinos traen consigo historias de milagros, promesas cumplidas y una devoción que ha tejido la identidad cultural y religiosa de todo el oriente venezolano. Sus voces se funden en un mismo coro de agradecimiento, donde lo divino se entrelaza con lo cotidiano, convirtiendo peticiones de salud y promesas en parte de una tradición viva.

Este fervor se personaliza en cada testimonio de fe. Como el de Luis Rodríguez, un ciclista devoto que, después de pedalear por toda la isla, llega para agradecer:

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