Todo el mundo necesita un espacio al que poder llamar hogar . Unas paredes que se sientan seguras y sólidas para refugiarse y poder sacar ese yo verdadero que se esconde durante el día entre encuentros con los otros y obligaciones. Pero cada vez parece más complicado ante los elevados precios de la vivienda, especialmente en lugares como el Archipiélago canario, donde cada vez más pisos y casas se destinan al uso turístico y, los que no se utilizan para ese fin, presentan un precio de venta que no deja de subir debido a la falta de oferta. Ante este panorama, aparecen en el horizonte alternativas más asequibles, sobre todo para los jóvenes, que suelen tener menos ingresos y/o menos capital acumulado: las casas de madera .

El canario Eduardo Batista vio de forma clara esta necesidad

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