Algunas poblaciones como Tamberías, en Calingasta, o barriadas como la Villa San Miguel, en Rawson, tienen como centro de su vida social y cultural una biblioteca popular que en cierta forma es el alma de estas comunidades. Si estas entidades desaparecen estos sitios pierden parte de su esencia, ya que a pesar de que la tecnología y algunas nuevas costumbres han minimizado su influencia, las bibliotecas siguen siendo la reserva cultural que identifica a mucha gente.
Pero no todas las bibliotecas populares tienen que estar en pequeñas poblaciones, en nuestra ciudad Capital tenemos una institución señera como es la Biblioteca Franklin, fundada el 17 de junio de 1866 por iniciativa de Domingo Faustino Sarmiento, lo que la convierte en la biblioteca popular más antigua de Sudamérica.
Precisa