Primero dijo que la había comprado con un crédito hipotecario. Después aseguró que no, que fue con un crédito directo. Más tarde cambió la versión para sostener que la está pagando directamente a la dueña, una mujer de origen austriaco, con adeudos ante el SAT.

Al final, enredado en sus propias contradicciones, terminó confesando que no tiene escrituras porque el terreno es comunal y, por lo tanto, no se puede escriturar. Así quedó al descubierto que su residencia está en una situación irregular, lo que confirman los registros municipales y catastrales de Tepoztlán, donde no aparece ninguna propiedad a su nombre.

Lo paradójico es que, ante la protesta de los comuneros que reclaman la ocupación irregular de esas tierras, el senador salió con un discurso que contradice todo lo que predicó

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