El jueves que pasó, Bruno Aloi sufrió una grave cornada en la novillada celebrada en la localidad madrileña de El Álamo. Una pena, porque el bravo mexicano estaba redondeando en plazas españolas una temporada de enorme mérito y significado. Pero mientras los toros tengan sus defensas íntegras y los toreros un corazón tan bien puesto como el de Bruno los accidentes durante la lidia lo mismo pueden quedar en volteretas sin importancia –como la que sufrió el miércoles, en Villaseca de la Sagra, Emiliano Losornio, otro joven y prometedor paisano– que terminar en partes facultativos tan impresionantes como el suscrito por el jefe del servicio médico a cargo de la enfermería en El Álamo: cornada en la pierna derecha de dos trayectorias, de 20 y 30 centímetros, más otra de 15 en la izquierda, con

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