Llegar a La Graciosa, en , es aceptar un pacto sencillo, es que hay bajar una marcha. Desde Lanzarote, un ferry de unos veinte minutos deja al residente o al turista en Caleta de Sebo , y ahí el reloj comienza a cambiar. No hay carreteras asfaltadas ni tráfico; solo arena, viento y calles que se recorren en chanclas. Con apenas 700 habitantes , muchos ligados a la pesca, esta isla ha elegido seguir siendo ella misma.
La joven Estela Zamorano lo contó en TikTok con la naturalidad de quien comparte un secreto: desembarcar, alquilar una bici y dejarse llevar. "Lo primero que te recomiendan es coger una bicicleta para recorrerla entera", dice entre risas. Y tiene sentido, porque aquí las dos ruedas no son postureo, son la forma más honesta de moverse.
Llegar es parte del plan
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