Un oscuro capítulo de la historia criminal de Corea del Sur sigue conmocionando al país, décadas después de que la banda conocida como la familia Chijon sembrara el terror entre 1993 y 1994.
Lo que en un principio parecía el simple resentimiento de unos jóvenes de clase trabajadora pronto se transformó en una ola de violencia extrema, secuestros y canibalismo , dejando una marca imborrable en el imaginario colectivo.
El grupo, liderado por Kim Gi-hwan y compuesto por siete miembros, actuó bajo una doctrina de odio y castigos mortales, eligiendo a sus víctimas a partir de listas cuidadosamente seleccionadas, mientras ocultaban su brutalidad tras la apariencia de una familia común.
En medio de la espiral de horror, solo una persona logró sobrevivir : Lee Jeong-su. Fue so