Al parecer no son tan diferentes, después de haber probado el poder y el dinero -pero público- los servidores públicos de Morena actúan como los mismos políticos del pasado que tanto criticaron.
Acallan reporteros, atacan a ciudadanos por sus declaraciones, hacen uso de su cargo para obtener favores, viajan en camionetas de lujo, despojan a comuneros para obtener sus casas, despilfarran en viajes, ropa y joyería de marcas premium; todo eso a pesar de que pregonan a gritos la austeridad.
Esta incongruencia aunada a la ambición por el poder, está ocasionando -aunque se nieguen a reconocerlo- múltiples fracturas al interior del partido en el gobierno, lo que evidencia la falta de un liderazgo en sus filas.
Ni la presidenta del partido, Luisa Alcalde ni la figura de la presidenta de México,