A lo largo de su filmografía, el Agente 007 ha viajado por todo el mundo con un único objetivo: protegerlo. Esta tarea lo ha llevado por todo tipo de países, que se han convertido en escenario de las películas protagonizadas por el personaje de James Bond. Por ejemplo, Skyfall (2021) se rodó principalmente en Reino Unido, pero también en algunas zonas de Turquía y Japón.

Uno de los escenarios que más llamó la atención en esta película dirigida por Sam Mendes y protagonizada por Daniel Craig fue el refugio de Raoul Silva, el villano de la entrega interpretado por Javier Bardem. Este lugar con edificios en ruinas y con aspecto fantasmal es un espacio real que se llama isla de Hashima .

Hashima está ubicada a 20 kilómetros de la ciudad de Nagasaki (Japón) y destaca por su apariencia un tanto siniestra. Es una ciudad que está completamente abandonada , llena de edificios en ruinas y mucha naturaleza salvaje que ha ido inundando las calles desiertas con el paso de los años. Sin embargo, hubo un tiempo en el que miles de personas vivieron en este pequeño terreno de apenas 0,06 kilómetros cuadrados. 

La historia de su abandono

Su historia se remonta al año 1887, cuando se descubrió que la isla contaba con una gran mina de carbón . La empresa japonesa Mitsubishi fue la encargada de construir túneles con el objetivo de explotar el yacimiento de este mineral tan valioso. La compañía también se encargó de construir una “ciudad” con todos los servicios necesarios.

Así, los trabajadores y sus familias que se trasladaron a la isla tuvieron acceso a apartamentos, escuelas, hospitales, tiendas… Entre 1950 y 1960, momento en el que Hashima vivió su apogeo, llegó a tener más de 5.000 habitantes . Sin embargo, con la popularización del petróleo, Mitsubishi decidió cerrar la mina de carbón. Esto provocó que los ciudadanos decidieran buscar otro lugar para vivir y abandonar la isla, que quedó completamente vacía.

De la guerra a la actualidad

Hashima también vivió un episodio oscuro durante la Segunda Guerra Mundial . Ante la escasez de mano de obra japonesa, la isla decidió recurrir al trabajo forzado para mantener la producción en la mina. Miles de coreanos y chinos fueron llevados a Hashima en contra de su voluntad para trabajar en condiciones extremas: largas jornadas bajo tierra, accidentes, desnutrición, maltrato… 

Hoy en día, Hashima no es uno de los lugares más turísticos de Japón. Sin embargo, existen cada vez más empresas privadas que ofrecen viajes a la isla para que los interesados puedan pasear por las calles de esta ciudad abandonada. 

Además, la isla se ha convertido en un lugar de estudio. Algunos grupos de investigación han utilizado este espacio para analizar cómo se comportan las construcciones de hormigón y el avance de la naturaleza cuando no hay presencia humana .