Por Gonzalo Dal Bianco

Hace una semana, la capital provincial se volvió la caja de resonancia de buena parte del empresariado nacional que se reunió en el Centro de Convenciones Córdoba para celebrar el Día de la Industria. No había demasiado para festejar esta vez. Más bien era evidente que en las mesas dispuestas en el enorme salón las conversaciones giraban en torno a tres preocupaciones que dominan el día a día de las empresas. Tal vez la principal, la más relevante, era que no sentían que la demanda respondiera. Traducido: las ventas persistían esmirriadas. Habían intentado tonificarse hacia diciembre, enero y febrero. En algunos sectores, incluso, habían pisado marzo con algo de vigor. Pero a partir de allí empezó otra vez el derrotero y primero dejaron de crecer, para luego, en mu

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