TOKIO — Esta ciudad, una de las más pobladas del mundo, domina el arte de la compresión.
En hora punta, los oshiya, o empujadores con guantes blancos, apiñan a los pasajeros en los abarrotados vagones del metro.
Las habitaciones de hotel a veces son apenas más grandes que la cama.
Las intersecciones principales están repletas de peatones, tráfico y vallas publicitarias destellantes.
Como fotógrafo y periodista, conocía la densidad de Tokio, pero quería explorar su lado más tranquilo.
Me propuse documentar los tranquilos jardines, cafés, atrios y santuarios donde la gente no solo escapa del ruido, sino que encuentra rincones de comunidad, soledad y refugio.
Hitoshi Abe , arquitecto japonés y profesor de la UCLA, explicó que el diseño japonés se destaca por crear espacios que evocan