No se alarmen. Quietos parados. No huyan, que no les voy a repetir por enésima vez lo malos que son los árbitros españoles . Ustedes los aficionados ya lo saben y los que hayan leído alguna de mis columnas ya conocen de sobras mi opinión: que han empeorado, sobre todo, desde que manejan a su antojo y voluntad el VAR. Porque antes tenían la disculpa de la dificultad de decir en décimas de segundo, pero ahora se les han acabado todas las coartadas. Es una batalla que doy por perdida que sólo sirve para crear mala sangre.

Por eso prefiero dedicar esta ‘batallita’ a los árbitros de antaño, cuando yo empezaba a jugar al fútbol. Aquellos que de verdad mostraban su valor, no como en la mili, que se nos suponía. Una retahíla de recuerdos que se me presentaron de repente mientras paseaba por

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