Decían los primeros moros que llegaron a estos lares que Albacete era tierra de conejos, y de ahí su nombre. Fernando Claramunt, que además de médico fue un gran aficionado y estudioso de la cosa taurina, dejó escrito que Albacete era tierra de toreros, y su nómina de tales es inmensa y con muchos nombres gloriosos. Una lista que, de aquí a poco, aumentará con la alternativa de , a quien Pepín Liria, con el testimonio de Manzanares, dará la alternativa a primeros de octubre en Hellín, si no se tuercen las cosas a última hora.

Tres años lleva ya de novillero este diestro, que durante todo este tiempo ha demostrado tener bien aprendido el oficio, como evidenció ante su rebrincado primero, con el que se mostró poderoso y mandón, sin pasar apuro alguno.

Con el cuarto, que tuvo volumen pero

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