En un país donde cunde la sospecha y florece el temor, se ha hecho habitual no responder números telefónicos no registrados. La llamada vía WhatsApp de un número desconocido me iba a llevar a lo que es una respuesta automática, rechazar la llamada. Me quedé viendo el avatar de aquella persona que llamaba. Era el sagrado corazón de Jesús. Decidí responder.

“Me dicen que usted ayuda a denunciar los casos de personas detenidas y desaparecidas”, me dijo a modo de saludo la voz. Era una voz femenina serena, pero que iba a lo suyo: “Necesitamos que usted nos ayude, no sabemos nada de mi hermana”. Su hermana es Diliángela Guédez , quien cumplió sus 47 años, este 22 de agosto, en situación de detención-desaparición.

Sobre Diliangela Guedez se cebó el aparato represivo. Antes de lograr su deten

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