Con apenas 20 años, Ethan Guo se propuso un desafío que pocos osarían siquiera imaginar: volar en solitario por los 7 continentes en un Cessna 182Q, con la meta de recaudar un millón de dólares para la lucha contra el cáncer infantil. La pasión por la aviación lo acompañaba desde los 13 años, pero fue la enfermedad de un primo lo que lo empujó a transformar esa pasión en un proyecto solidario. Cada vuelo, cada aterrizaje documentado en sus redes sociales, llevaba la impronta de una misión: generar conciencia y sumar apoyos a la investigación.

Su ruta lo trajo hasta el fin del mundo. Desde Punta Arenas despegó hacia la Antártica, sin permiso, siguiendo un impulso que unía aventura y causa. Sabía que era el último continente que le faltaba conquistar para su travesía. Las condiciones

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