Rubén Ramírez Gómez es una persona que, a pesar de haber perdido ambas piernas, siempre ha mostrado un espíritu independiente y un deseo constante de conocer nuevos lugares. Recientemente viajó a Tijuana con la esperanza de atender un problema de visión.
Originario del estado de Morelos, Ramírez relató que hace 35 años sufrió un accidente en un tren carguero en Tepic, Nayarit, que le costó la pérdida de ambas extremidades. Como consecuencia, no pudo continuar con su empleo y tuvo que reconstruir su vida.
Explicó que desde joven se consideró la “oveja negra” de su familia, pues dejó su pueblo para recorrer distintos lugares de la República en busca de nuevas oportunidades, ya que nunca le gustó depender de los demás.
“Siempre fui la oveja negra, siempre anduve fuera de mi casa. Desde cha