Las manifestaciones de la influencer María Pombo quitándole importancia al beneficio de leer como fuente relevante del desarrollo de la persona (“… no sois mejores porque os guste leer…”) no hay que tomarlas como un menosprecio a los que nos gustan los libros, sino más bien como la constatación de que la renuncia a la lectura, que antes podía considerarse como una opción objetivamente negativa, ahora se nos presenta como una decisión personal como otra cualquiera. “Yo no leo, ¿qué pasa?”, nos viene a decir esta diva de las redes sociales, sólo que con acento del barrio de Salamanca.
Es verdad que eso de que el personal no lee no es tan así. Por el contrario, diríase que la gente, sobre todo la denominada joven (término cada vez más ambiguo, ciertamente) lee cada vez más, lo que ocurre es