A unos 40 años luz de la Tierra, siete mundos rocosos orbitan una estrella roja y fría llamada Trappist-1. Algunos de estos planetas podrían ser habitables para la vida tal como la conocemos, lo que ha llevado a los astrónomos a apuntar el Telescopio Espacial James Webb a cada miembro del septillizo. Hasta la fecha, han quedado decepcionados: varios de los planetas parecen ser rocas desnudas expuestas al terrible vacío del espacio.

Pero tras un análisis exhaustivo de uno de estos mundos, Trappist-1e, los astrónomos no han podido descartar la presencia de una atmósfera rica en gas nitrógeno a su alrededor.

En nuestro sistema solar, Titán, la luna de Saturno, tiene una atmósfera dominada por nitrógeno gaseoso. La Tierra también. Y, al igual que la Tierra, Trappist-1e se encuentra a la dist

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