En una ladera verde y serena de la vereda Alto de la Mina, en Chinchiná (Caldas), un zumbido suave se mezcla con el canto de las aves y el murmullo del viento entre los cafetales. Es el eco de un proyecto comunitario llamado Familias Custodias de las Abejas , que desde 2021 ha hecho de estos insectos sin aguijón —específicamente de la especie conocida como angelita ( Tetragonisca angustula )— el centro de una cruzada por la conservación ambiental y la conciencia colectiva.
17 familias campesinas han transformado parte de sus fincas en espacios de protección para estos pequeños polinizadores nativos, esenciales para el equilibrio de los ecosistemas. Esta iniciativa nació del interés comunitario por cuidar la biodiversidad local. Al resguardar colmenas, crearon un modelo de educa